sábado, 29 de noviembre de 2008

INVESTIGACION EXCLUSIVA: ALIMENTOS TRANSGENICOS

PRESENTE RICO, FUTURO PREOCUPANTE

¿Son los alimentos transgénicos la salvación de la economía argentina o son tan sólo la autocomplaciente respuesta de las industrias agroalimentarias para satisfacer su hambre de ganancias?.
Ambas versiones están presentes en la discusión sobre el uso de la Biotecnología en la agricultura y por ello, es fundamental determinar el costo-beneficio real que tienen estas prácticas en nuestro país.
Argentina es el segundo productor de soja detrás de Estados Unidos y este no es un dato casual: con la gran cantidad de extensiones de tierra que posee, podría fomentar la producción de alimentos orgánicos, es decir, aquellos que se producen sin el agregado de pesticidas y que no son genéticamente manipulados. No obstante, desde la administración nacional se estimula la inversión en los transgénicos. El objetivo principal se centra en el incremento de las cosechas, empleando a la Biotecnología para el desarrollo de plantas que sobrevivan a las sequías y heladas; resistan a las plagas y enfermedades de la naturaleza, y toleren a los herbicidas.
EL NEGOCIO DE LA SOJA. La nueva tecnología destinada a aumentar la productividad de la actividad sojera fue introducida en el país por la empresa multinacional Monsanto, que a comienzos de la década del noventa desarrolló la soja RR, resistente al herbicida glifosato. En 1995 lo lanzó al mercado y los chacareros pampeanos lo emplearon con frenesí, ya que reducía notablemente sus costos. Actualmente, esa variedad ocupa prácticamente el 100% de la superficie local cultivada, lo que hace a la Argentina un caso único en ese aspecto.
Eduardo Agneli es economista especializado en agricultura y profesor de la Universidad Nacional de Salta. Según su análisis, el avance de la soja RR en el país, especialmente en la Pampa, va en franco aumento y, por las sucesivas cosechas realizadas sin fertilizantes, se cultiva hasta agotar los suelos.
Las ganancias de las multinacionales rondan los diez mil millones de dólares anuales. Compañías como Syngenta, con denuncias penales en la mayoría de los veinte países donde opera, obtuvieron dividendos por cinco mil millones de dólares en América de Sur. Su particular éxito radica en que posee las patentes de más de ciento veinte plaguicidas y una planta de veinte mil empleados.
Agneli asegura que el ingreso de Syngenta a nuestro país, en 1996, fue gracias a una desregulación ambiental que se dio en 1993 y le permitió a las empresas norteamericanas avanzar sin límite en el mercado agropecuario argentino. Mediante las resoluciones 656 de la Secretaría de Agricultura y Pesca, con fecha del 30 de julio de 1992, y la Nº 837 de la misma dependencia, fechada el 9 de septiembre de 1993, se fijaron las normas jurídicas que permitieron la liberación al mercado del material genéticamente modificado. Con estas medidas, las multinacionales pudieron acceder a un negocio que les permitió expandirse por todo el país.
Otra de las empresas que operan en la Argentina es Nidera, cuyos balances arrojaron ganancias que superaron los ocho mil millones dólares en 2007. El 10 de abril de 2008, un allanamiento judicial clausuró una de sus plantas productoras de herbicidas en las afueras de la ciudad santafesina de Esperanza. Además del cierre por daños medioambientales, la compañía debió rendir cuentas por una supuesta evasión de mil setecientos millones de dólares al fisco argentino. Junto a Nidera, están imputadas otras veintiuna empresas que deberán dar explicaciones en el Congreso ante una comisión bicameral.
“Las cerealeras evaden miles de millones de dólares en todo el mundo y más en los países latinoamericanos dónde hay una gran desregulación en materia económica y los controles son escasos y poco eficientes”, afirma Agneli. La aplicación de la Biotecnología permite triplicar la cosecha de un productor por la baja mano de obra requerida, pero con los riesgos medioambientales enumerados anteriormente, y sin un marco legislativo que evite la fuga de capitales.
LA SALUD EN JUEGO. Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Argentina ha aumentado en más de un 200 % el uso de agroquímicos, principalmente en la Pampa Húmeda. Algunos tipos de cánceres se encuentran con mayor incidencia en el mundo agrícola, tal es el caso de los linfomas de Hodgkin y los de próstata, asociados con la fabricación y el empleo de agroquímicos. También sobresalen los cánceres de testículo y ovario, mostrando una incidencia tres veces mayor en el primer caso, y de casi dos veces en el segundo. En cuanto al hígado, estas patologías se registraron casi diez veces más y, en páncreas y pulmón, el doble de lo esperado.
Por otra parte, también se vinculan los OMG a las alergias. En 1996, en el New England Journal of Medicine, se publicó el caso de un varón que tuvo una reacción alérgica muy severa después de consumir soja que había sido modificada genéticamente con ADN de nueces de Brasil. Los expertos probaron que el episodio fue motivado por la proteína que expresaba los genes de la nuez, y no por elementos que componían normalmente la soja.
LA NECESIDAD DEL ETIQUETADO. El fabismo es una enfermedad metabólica que provoca una reacción adversa ante la lecitina, una proteína presente en algunas legumbres. En las papas se introduce el gen que codifica dicha proteína como defensa contra las plagas. El riesgo consiste en que personas aquejadas de fabismo ingieran -sin saberlo- papas transgénicas portadoras de lecitina. Su única defensa ante esta eventualidad consistiría, al igual que para los alérgicos, en un etiquetado claro. Por otra parte, algunos vegetarianos han expresado su preocupación por comer alimentos a los que hubiera podido ser transferido un gen animal y muchos grupos religiosos tienen dudas sobre la posible trasgresión involuntaria de normas dietéticas.
CAMBIOS EN EL MEDIO AMBIENTE. En el frente ecologista existe la preocupación de que los genes manipulados para la resistencia a los herbicidas se transmitan de los cultivos a especies silvestres, por medio de la polinización cruzada. Desde las organizaciones medioambientales coinciden en que los productores deben dejar parte de sus tierras con cultivos no transgénicos, para evitar que las plagas se vuelvan resistentes, pero que en su afán de ganar más dinero, los ruralistas no respetan dicha medida. De esa manera, las plagas se vuelven resistentes a los herbicidas. El resultado: los insectos que atacan las plantas cambian sus genomas y nuevas especies de plagas crecen sin control.
EL FUTURO. El mercado de la producción sojera promete seguir expandiéndose, no sólo en relación a la producción de alimentos sino también como materia prima para la producción de biodiesel (futuro sucesor del petróleo, cuyas condiciones de producción y utilización permiten proyectar un daño ambiental aún más grave que el provocado por el uso de combustibles fósiles).
El modelo de una Argentina para la soja, en el cual el principal y directo beneficio es el dinero percibido en concepto de retenciones, implica la subvaluación de la moneda local. La dependencia externa, la necesidad de incrementar la escala óptima de las explotaciones, la caída del precio internacional, los riesgos de seguridad alimentaria, la concentración del factor productivo tierra y el deterioro ambiental son las claves para pensar si sirve el cultivo de OMG como eje central de la Economía local
Si bien es cierto que las compañías solo invertirán en productos que les resulten rentables, es igualmente cierto que no obtendrán los beneficios esperados si los productores y consumidores rechazan sus productos, o si los gobiernos los dejan de impulsar.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Crece la contaminación en el Río de la Plata y podría afectar la potabilización del agua

Un estudio realizado por la Universidad Nacional de San Martín revela que los residuos tóxicos arrojados al Arroyo Medrano por empresas textiles y metalúrgicas de la zona norte del conurbano bonaerense están afectando seriamente al río. La contaminación está a menos de 1.000 metros de las tomas de agua de la planta potabilizadora de la zona metropolitana.
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Nota publicada en Clarín.com el 1/11/2008